miércoles, 18 de junio de 2014

La fuerza de voluntad en la dispraxia

Pocas cosas quizás son tan universales como mencionar el nombre “Harry Potter” para sentir que entramos a un tema del que todos conocemos aunque sea un poco. Pero, como toda historia, siempre hay pedazos que desconocemos, y que, aunque no la alteren en algo, son importantes de tomar en cuenta.

Uno de ellos tiene que ver con el exprotagonista de la saga cinematográfica, que durante las grabaciones mantenía un problema constante, el cual era fallar en repetidas veces en sus diálogos y escenas dejando caer muchas veces los objetos que llevaba en las manos. Pero eso no era algo consciente, porque Daniel sufre dispraxia.


Tal vez la hayas escuchado mencionar como el síndrome del niño torpe, y es un trastorno que dificulta realizar ciertas tareas consideradas cotidianas. No obstante, el protagonista de la saga más taquillera de la historia logró llegar a los escenarios, donde su problema una vez tratado a tiempo, logró pasar a segundo plano.

Comúnmente realizamos numerosas actividades de manera inconsciente, como amarrarnos los pasadores, lavarnos las manos, cepillarnos los dientes, o cortar un trozo de papel. Y, generalmente, lo hacemos sin problemas, a diferencia de quien sufre dispraxia, que se traduce en una incapacidad para efectuar movimientos que exigen cierta coordinación.
Sin embargo, no es un trastorno tan poco común. Actualmente el 10% de la población en el mundo sufre de ella, según estudios, porcentaje al cual pertenece el famoso actor .


¿Qué la causa?

Aunque se desconocen sus causas, muchos expertos coinciden en relacionarla a una cierta lesión cerebral. Asimismo, se distinguen tres clases principales: 
  • Verbal. Habla poco fluida con frases cortas y pronunciación incorrecta.
  • De construcción. Incapacidad para realizar tareas de organización y orden.
  • Ideatoria. Poco manejo de actividades motoras, como abotonarse una camisa o patear una pelota.

En el caso de Daniel Radcliffe, el actor ha revelado que sufrió mucho como estudiante y reconoció que nunca fue un alumno destacado debido a su enfermedad. “Por eso me hice actor”, comenta, agregando que aún ahora en algunos momentos "escribo frases que no se pueden entender”.

La detección temprana de los síntomas de dispraxia (a través de un neurólogo) es vital para comenzar el tratamiento..


La necesidad de contar con apoyo moral.

Aunque hasta ahora Radcliffe no ha revelado cuándo fue diagnosticado con este mal, recuerda que sus dificultades de coordinación en la escuela lo hicieron inclinarse por la actuación. Cuando tenía 9 años, su madre le permitió hacer una audición en la BBC (en Londres, Inglaterra) para “inyectarle confianza”.

La ayuda a un niño con este problema incluye la mayoría de veces la aplicación de terapias que estimulen la autoestima, aceptándose primero, luego su trastorno y posteriormente, a aquellos aspectos de sí mismo que han pasado desapercibidos por centrarse en sus “defectos”.

Siempre es importante también enfocarse en todas sus habilidades, a fin de fortalecerlas al máximo.

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