martes, 17 de junio de 2014

Paciencia y amor para alguien con síndrome de Down.

Personalmente me considero una persona muy paternal. Siempre me dicen que tengo "ángel" para con los niños, pues nunca me han aburrido y al parecer yo tampoco a ellos. Suelo caerles bien y aún cuando veo al bebé de algún tío o primo mío llorar, logro hacerlo sonreír.

Tal vez sea porque sea paciente y los sé escuchar. Y esa es la clave fundamental para entenderlos. Y más aún si es un niño con síndrome de Down.

Los niños con síndrome de Down no se comportan igual. Cada uno es diferente, así que no podemos encasillarlos pensando que un mismo método funcionará con todos.

En mi caso, mi prima tiene esa condición Tiene 12 años pero la forma en que se comporta hace parecer como si tuviera 6. Y no es para nada su culpa, pues no tiene nada de malo que se comporte así, ya que es parte de su edad mental.

Ella suele tirar los adornos de la casa o recibir a los invitados con un golpe, como El chavo del 8. Ya la conocemos en mi familia y sería absurdo molestarnos con ella, simplemente hay que tener paciencia con ella, pero, ella puede aprender también.

Los niños con síndrome de Down no aprenden con riñas, ellos necesitan amor ligado a la comprensión.
A ellos les cuesta aprender una acción o adquirir una determinada conducta, es por eso (y lo recalco) que la paciencia es vital para con ellos.

Una persona con síndrome de Down suele ser muy sensible, y a pesar de que no hable mucho, demuestra todo con sus acciones.

Volvamos al caso de mi prima. Una vez sus padres estaban discutiendo sentados en el comedor. Ella oía todo eso y fue hacia ellos. Sus papás se callaron al verla ingresar y lo único que hizo ella fue coger la mano de su mamá, coger la mano de su papá y juntarlas. Esa simple acción fue poderosísima para hacer reaccionar a sus padres y hacer que dejaran de discutir.

Los niños con síndrome de Down sí están al tanto de lo que les rodea, aunque les cueste. Y ese es su superpoder diferente.

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