En la edad adulta, la mayoría de las personas con autismo
siguen requiriendo ayuda profesional;
son raras las ocasionas en las que logran desarrollar un trabajo independiente
y productivo y lleguen a vivir con independencia.
Aproximadamente dos tercios de los adultos con autismo
quedan gravemente incapacitados y viven en completa dependencia o semidependencia
con sus familiares o instituciones. Sin embargo, aquellos que desarrollan
habilidades sociales aceptables, pueden llegar a ser autosuficientes. A
pesar que son pocas las personas, existen quienes alcanzan un estado normal e
independiente que tienen un trabajo remunerado, aunque casi siempre su trabajo
es subestimado.
Las necesidades
vitales de las personas adultas con autismo generalmente son:
-
Recibir atención adecuada.
-
Requieren de ambientes poco complejos, ordenados
y fáciles de comprender.
-
Participación en la vida comunitaria.
-
Incidir durante toda la vida en cuestiones como elección
personal, individualización, participación, respeto y dignidad.
Además, hay un conjunto de factores que han ido construyendo
una nueva visión del autismo, entre
los que tenemos:
-
Incremento en el nivel de desarrollo personal y
social de la persona autista.
Mejoras en su calidad de vida y la de su
familia.
-
Mejoras en los servicios de apoyo.
-
Mayor grado de participación y aceptación
de la comunidad.
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